25/12/09

Niño hidalguense de 11 años tiene empresa que produce jabones

Ricardo Ríos Lozano busca crear empleos, pero varias instituciones quieren robarle su proyecto

Carlos Camacho, corresponsal
Publicado: 25/12/2009 10:46

Pachuca, Hgo. Ricardo Ríos Lozano es propietario de una empresa comercializadora de jabones artesanales. Su éxito le ha valido para que acudan a él empresarios para solicitarle consejos. Sus oficinas son abiertas por la tarde, después que sale de la escuela donde cursa la primaria.

Tiene 11 años de edad, pero su inquietud por tener su propio negocio surgió hace seis cuando cursó un taller para la elaboración de jabones en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) con la maestra Columba, refiere Ricardo mientras conduce al reportero a su pequeño lugar del trabajo.

Ahí ha creado su propio personaje llamado “Yito Frijolero”, dibujo animado que plasma en piedras de río, que luego encapsula dentro de los jabones que elabora.

Ricardo recuerda que en compañía de otros dos niños pensó en hacer una sociedad y conformar su empresa de jabones. El DIF estatal se lo prohibió argumentando que no podía echar mano de menores de edad para elaborar sus productos, pues el trabajo y la explotación infantil son un delito.

Cuando tenía cinco o seis años de edad recorrió la avenida donde se ubica su casa y tocó las puertas de sus vecinos para pedirles una cooperación “para hacer un negocio”.

Los sorprendidos vecinos le respondían otorgándole monedas de baja denominación, las cuales juntó y compró materia prima. Jabón, piedras de río y pinturas de agua, insumos básicos para su producto, además de las recomendaciones de su maestra Columba, fue lo que necesitó para elaborar sus primeros jabones.

Fue así que, apoyado económica y moralmente por su madre María Luisa Lozano, invirtió y consolidó su propio negocio. Ahora sus jabones se expenden en una tienda de regalos propiedad de su tía ubicada en la colonia Polanco del Distrito Federal.

A falta de maquinaria, la elaboración de los jabones se hace de manera rústica: prepara el jabón líquido, lo vierte en un molde dentro del cual se haya la piedra de río con la figura de “Yito Frijolero” y luego los mete al horno de la estufa por alrededor de media hora.

Su madre lamenta que algunas dependencias estatales y ayuntamientos quieran sacar provecho del ingenio de su hijo. Se han acercado a él con la supuesta intención de apoyarlo con la compra de material y maquinaria, pero en todos los casos han pretendido adueñarse del proyecto. Incluso han ofrecido ayuda a cambio de que el pequeño no otorgue entrevistas ni se tome fotografías con políticos.

Además Ricardo tiene un buen propósito: ayudar y dar empleo a personas discapacitadas. Se le cuestiona al respecto y con cierta nostalgia cita el caso el caso de su amigo Totó, de 18 años de edad.

“A él se le rompen con facilidad los huesos, no puede hacer movimientos bruscos, no puede ni comer, sus alimentos se los dan por el ombligo, pura malteada, por eso quiero hacer mi empresa para ayudar a las personas discapacitadas”, dice el pequeño.

Aunque faltan clientes y aún no tiene un mercado definido, algunas instituciones como el Instituto de Capacitación para el Trabajo en Hidalgo (ICATHI) se han enterado del caso y han ofrecido su apoyo para colocar los novedosos jabones en las tiendas departamentales.

-¿Y qué tal te va con la venta de los jabones, ganas mucho dinero?

-Pues más o menos. Es poquito.

-¿Y en qué te gastas tu dinero?

-Me gusta hablar idiomas. Estudio inglés, francés e italiano, en eso gasto mi dinero pagando mis cursos, pero también le ayudo a mi mamá con los gastos.

Su madre agrega que en trámites ante Hacienda y Relaciones Exteriores, tan solo se han invertido cerca de 40 mil pesos, cifra que aún no se recupera, pero confía en que pronto sus productos se estarán expendiendo en las principales cadenas departamentales.

El nombre del pequeño empresario ya figura en las listas de contribuyentes de Hacienda. Además es miembro honorario de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) y es pretendido por la Cámara Nacional de Comercio (Canaco).

“He ido a pláticas con los empresarios, a veces hasta les doy consejos y ellos me escuchan”, comenta Ricardo, quien presume que ya salió en la televisión y hasta en el periódico, “y mis amigos me trataron como rey, pero soy una personal normal”.

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